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Al que madruga...! |
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Los primeros rayos de luz...
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Nuevamente, buscando en el baúl de los recuerdos y para compensar mi carencia de mar este verano, he editado material de un viaje que hice con mi mujer en el pasado mes de octubre a La Azohía.
Domingo, último día de puente, como de costumbre, madrugo para poder disfrutar de algo más de tiempo sobre el kayak, y como no...de la soledad.
Poco a poco, el Sol va desperezándose, y elevándose sobre las aguas, tiñéndolas de tonos dorados. Paleo relajadamente, cercano a la linea de costa...hay un oleaje ded rebote que si bien no presenta problema alguno a la hora de palear, en el caso concreto de mi embarcación, si que lo puede presentar en caso de pícada.
Dicho y hecho, llegando a la altura de cala Cerrada, la caña se arquea bruscamente, y mi marcha se ve frenada. Tomo la caña, y trato de pelear la pieza, pero en estas condiciones estoy en clara desventaja, por la inestabilidad primaria de mi embarcación.
Mi Aqua es demasiado inestable para soltar la pala y trabajar con la caña en situaciones de oleaje incluso de moderado a leve, y más aún si es cercano a la costa, donde el oleaje de rebote produce una zona extremadamente inestable...por decirlo de alguna manera, a nivel de sensaciones, es como comparar un equipo ligero con uno pesado, pues el nivel de sensaciones al pescar con un kayak cerrado, y más con uno como el este modelo, hace la lucha más equilibrada, e incluso con mayor ventaja para el pez.
No todos los kayaks cerrados, aportan estas sensaciones, en mi caso, el Ysak que tengo en Asturias, en comparación con este me parece estable como un petrolero, aunque no tenga punto de comparación con un kayak específico...son los sacrificios que uno tiene que hacer a la hora de elegir un kayak...velocidad, maniobrabilidad y estabilidad, son tres propiedades dificiles de encontrar en una misma embarcación.
Mi decisión en estos casos es soltar la caña y palear alejándome de los acantilados para alcanzar aguas más reposadas donde enfrentarme únicamente al oleaje de fondo y al pez.
Tras una bonita lucha, logro vislumbrar a mi oponente, una preciosa Llampuga. que logro subir a bordo con la ayuda de mi salabre. En mi caso lo modifiqué cambiándole la red que traía por una que le confeccioné con malla antimosquitos, lo cual evita muchos enganchones con los triples, aunque en este caso, no pude evitar el enganche y la consiguiente perdida de tiempo a la hora de liberar la pieza.