Me levanto, me dirijo a la playa a correr, y veo que hoy no va a sopplar el viento...¡¡ Por fin !! Ya tenía yo ganas de palear tranquilamente disfrutando de la tranquilidad.
Embarco en la ría, y me dirijo a la desembocadura, con el Sol dándome en la frente...como dije, el día inmejorable...ahora la cuestión es E u W...al final la decisión es tomar rumbo S, me dirijo por tanto mar adentro, y a cada palada, voy observando los cambios de la tonalidad del agua producidos por los cambios de profundidad. Según me voy alejando de la costa, la claridad del agua va aumentado e invitandome al baño, pero decido proseguir...voy dejando atrás pequeñas embarcaciones recreativas y algún velero. Punta Umbría ya es solo una pequeña franja en el horizonte, y el azul intenso del mar me rodea por todas partes. Aproximadamente me encuentro a unas dos millas de la costa, y la soledad ya se disfruta.
(La ría de Punta Umbría)
Decido dejar de palear y permitir que mis sentidos se empapen de todo lo que me rodea, el mar y sus sonidos, alguna que otra gaviota atareada en pescar algo a ras de superficie, y el paso lejano de los pesqueros.
Como el calor aprieta, y el agua es un remanso de paz, decido hacer algunos esquimotajes, allí en la soledad del tranquilo mar... Un gran velero pasa cercano,supongo que al ver un pequeño kayak, pensarán ¿Un loco? ¿O más bien los locos son los que se hacinan sobre la arena?
Cada vez disfruto más de las sensaciones que un kayak de mar me permite vivir...
Ya es la hora y hay que regresar al bullicio playero.
Video:
No hay comentarios:
Publicar un comentario