(La ría de Punta Umbría, entre la isla del Manto y el espigón, en bajamar)
Durante una de estas tardes de las pasadas navidades, después de comer, las horas de luz son escasas, y el cuerpo pide reposo, y disfrutar de la belleza de lo simple, lo cotidiano...Un paseo por la playa, siempre nos deja esa sensación de paz interior, nos aisla del resto del mundo y nos recarga las baterias. Un paseo en el que junto a Lupe, recorro a pie lo que tantas veces he dejado atrás navegando, el espigón de Punta Umbría.
(La playa de Punta Umbría)
Cerrando los ojos, escucho en la lejanía el motor de un pesquero acercarse a puerto. En ese momento podría imaginar estar en mi Asturias, uno se da cuenta de la conexión de aquellos que deben su vida al mar, ya sea en el Mediterraneo, Atlántico o Cantábrico, en uno u otro lugar los temores y las esperanzas de los hombres del mar y sus familias, son las mismas.
(Entrada en la ría de un pesquero)
(Gaviota con plumaje inmaduro)
(Lupe junto a la señal de balizamiento)
(Señal indicando entrada al S)
(Pesquero, al fondo faro del dique Juan Carlos I)
(El Sol entrelazando el agua y la arena)
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