Una travesía al circo de Gredos, siempre es un deleite para los sentidos, poder observar las cimas nevadas de las cumbres desde los Barrerones, colma todos los posibles esfuerzos sufridos. Me asombra la capacidad que tenemos aveces de superarnos, como en este caso la de Lupe, que pese a ver estado con fiebre durante toda la semana, y sin apenas poder dormir los dos días previos, se sobrepuso a su estado físico, para poder admirar junto a mi, toda la belleza de el Circo de la laguna Grande.
Un día perfecto, soleado y cálido, quizás menos nieve de la esperada para la época.
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