Mediría unos 3,5 mts, y en su cuerpo no había señales aparentes de un traumatismo fuerte, o haber sufrido un ataque por parte de algún otro animal, las llagas que mostraba su piel, debían de ser debidas a su estado de descomposición unidas a la acción de los carroñeros.
Una verdadera pena encontrarnos a estos magníficos animales sin vida. Cuando verlos en acción en su medio, nos llena de júbilo y hace renacer en nosotros la ilusión de un niño.
Cuidemos nuestros mares y costas!





Jorge, al verte en el vídeo remirando al delfín, me he acordado del aventurero Bear Grylls, como diciéndose ¿a ver por dónde le voy a entrar?, sólo te faltaba la navaja en mano :)
ResponderEliminarEl caso es que andaba mirando signos de su posible muerte...pero salvo el maldito cabo, no vi nada...
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